Alguna vez, en alguna revista de viaje, vimos fotografías de aguas termales en pleno invierno ártico en Alaska. Algunas fotografías, incluso, mostraban la aurora boreal dominando el espectacular paisaje nocturno de esos inviernos fríos en el Norte. En esta oportunidad, cerca a Navidad, ya estábamos en Alaska. Explorábamos la ciudad de Fairbanks en invierno. Estábamos a pocas millas del circulo polar ártico, una zona donde abundan las fuentes de aguas termales. No tomó mucho tiempo el decidir ir a una de ellas.
Como surgió la idea
Es difícil de planear con anticipación un itinerario debido a que, en Alaska, el clima lo determina casi todo. Desde que llegamos a Fairbanks, sabíamos de la existencia de aguas termales alrededor de la ciudad, pero no habíamos planeado nada. Nos pusimos a averiguar sobre cómo, en pleno invierno, podíamos encontrar uno y sobre todo el cómo podíamos llegar de manera segura. Por la información reunida, elegimos ir a Chena Hot Springs. No quedaba muy lejos, era muy concurrido en invierno, tenían buena reputación y buenas instalaciones.

Elegimos hacer el viaje en un día, aunque nos dimos cuenta que mucha gente va a este lugar a pasar varias noches, para así disfrutar de muchas actividades en el lugar y también para incrementar las chances de ver la Aurora Boreal. Decidimos hacer el viaje por nuestra cuenta en lugar de usar un operador turístico. Nos gusta más la libertad de uno poder hacer las cosas sin un plan establecido.
El viaje hacia las aguas termales
Un día antes nos aseguramos que el clima estuviera tranquilo: el frío era demoledor, pero no habían tormentas de nieve ni lluvias. El camino estaba en condiciones aceptables. El carro que rentamos no tenia tracción en las cuatro ruedas, pero los locales nos dijeron que no sería problema. Simplemente teníamos que manejar despacio.
Partimos de Fairbanks en oscuridad, aunque eran las 9 de la mañana. Manejamos con cuidado dirección a Chena Hot Springs. El viaje es espectacular. Los colores del amanecer van pintando el paisaje de colores cálidos, los cuales al mezclarse con la nieve y naturaleza crean postales innumerables que uno quisiera retratar cada instante. Hicimos paradas para tomar fotos, pero nos estaba tomando mucho tiempo, así que decidimos no parar para llegar pronto a las aguas termales.

Durante el viaje hablábamos de que suerte tendríamos si viéramos alces en el camino. Los locales nos dijeron que era posible verlos, pero que también había que tener cuidado. Sin esperarlo, en el camino un alce cruzo delante de nosotros. Fue muy rápido y lamentablemente no tuvimos tiempo de sacar la cámara. Sin embargo, fue muy grato porque el alce indicaba que nos metíamos mas cada vez al interior de Alaska.
Chena Hot Springs
Luego de casi dos horas de viaje, nos alegramos de llegar a las instalaciones de Chena Hot Springs en Alaska. Es propiedad privada pero sin embargo la entrada principal esta abierta a todos. No se paga por entrar y si uno desea puede pasear por todo el área, sin incluir las aguas termales, sin gastar un sólo dólar.

El área que ocupa este establecimiento es enorme. Tiene hasta un pequeño aeropuerto. Tiene un hotel, restaurantes, bares y lugares para hacer compras. Las instalaciones cuentan con varias piscinas interiores y exteriores, jacuzzis, una piscina techada y el lago Rock, al aire libre: un lago artificial que esta rodeado por un anillo de piedra.
Sin demorar mucho, compramos los boletos de ingreso para las aguas termales y nos dieron una toalla de cortesía. Nos dieron instrucciones de a dónde ir y qué hacer y sin perder tiempo nos preparamos para entrar.
Aguas termales de ensueño
Pasar tiempo en las aguas termales rodeados de paisajes enteros de nieve es algo completamente único. Es una experiencia totalmente recomendable. El frio fuera del agua era intenso, pero el calor del agua lo balanceaba perfectamente. Uno tiene la opción de usar la piscina techada o la piscina en las afueras. Poca gente elige la piscina techada, y aun cuando el frio es demoledor, casi todos prefieren estar afuera. El primer chapuzón te deja sin habla. El vapor sale y el cuerpo entra en un estado de relajación completo. Uno sonríe como niño y empieza a pedir ese momento no acabe y que la luz del día no se apague.

En las piscinas exteriores hay mucha gente, pero debido a su distribución, sumado al vapor que existe, hace que uno sienta que por momentos esta solo. La gente es tranquila, y respetuosa en general.
“Canas” de hielo
Algo curioso fue que el agua que uno lleva en el cabello se hacía hielo casi inmediatamente en contacto con el aire. Teníamos canas ! La temperatura de las aguas termales era muy alta, pero la temperatura afuera era de -4 F, es decir – 20 C. En la foto de abajo pueden ver las “canas” instantáneas que tuvimos por unas horas. Si no te gustaba el cómo te quedaban las canas, metías la cabeza en el agua y al sacarla, tenías las canas de manera distinta. Muy divertido !

En las aguas termales hablamos con muchas personas. Vienen literalmente de todos lados del planeta. Hablamos con europeos y asiáticos mayormente. Todos andaban maravillados por las aguas termales, y sobre todo, por lo bonito de Alaska en el invierno.

Luego de pasar un par de horas y casi cocinarnos en las aguas termales decidimos salir y explorar un poco el área.
Que más hacer en Chena Hot Springs
Hay infinidad de cosas por hacer en Chena Hot Springs luego o antes de dar pasar tiempo en las aguas termales. Mucha gente pasa más de una noche en las instalaciones. Todo depende del tiempo y el presupuesto exista. Hay actividades como paseo en trineos tirados por perros, excursiones en vehículos de nieve y paseos en motos de nieve. Lo más distintivo son los tours para ver la Aurora Boreal. Si bien en otro post hablaremos con más detalle sobre que otras cosas hicimos en este lugar, podemos mencionar que ir a caminar y explorar los alrededores es obligatorio.

Con la cámara y el trípode salimos a dar una vuelta y tomarnos fotos en aquello que nos llamaba la atención. Pasamos por el Aurora Ice Museum, un lugar encantador que esta lleno de esculturas en hielo. Posee un bar construido en hielo, donde sirven bebidas en copas de hielo. Increíble. Hablaremos mas a detalle de esta experiencia en otro post.

Dentro de las instalaciones uno puede encontrar variedad de vida animal, doméstica y salvaje. Es muy común observar osos y alces en los alrededores. Nosotros no pudimos ver ni osos ni alces, pero si vimos los animales que están dentro de las instalaciones de Chena Hot Springs.

Regreso a Fairbanks
Antes de el sol empiece a caer, decidimos retornar a Fairbanks. Queríamos quedarnos más tiempo y disfrutar de la aurora boreal, pero esa noche el pronóstico no mostraba una buena chance de verla. Aquí puedes ver el pronóstico en línea. Además, nuestro carro, al ser pequeño y tener solo tracción delantera, no nos daba mucha garantía para viajar de noche y cuando la temperatura cae a -25 F o más, es decir a – 32 F. Manejamos con cuidado y ya de noche llegamos a Fairbanks. El plan era descansar unas horas para luego, más tarde, poder ir a ver la Aurora Boreal en algún punto cercano a Fairbanks.
